Supongo que me habréis oído decir que el único motivo de que yo no sea famosa es que Almodóvar aún no me conoce. Siempre he querido ser una chica Almodóvar y con ello no me refiero a que quiera que me rieguen los empleados del ayuntamiento, que me gusten los dedos gordos de los pies, ser puta, travesti, monja que se tira a travestis, cura que abusa de niños, niña que no conoce a su padre y luego resulta ser su abuelo o señora que vive en las transversales y se hincha a porros y cosas por el estilo. NO. Me gusta el toque sórdido, decadente, hortera, descarado y los vestidos de Carmen Maura.
Todo esto viene porque hace poco viví una situación digna del mejor drama de Pedro. Sinceramente he vivido bastantes situaciones dignas de ser llevadas al cine, pero esta en concreto me hubiera hecho replantearme si he tocado fondo. Al lio.
Una tarde, como todas las tardes Lydia y yo íbamos paseando a nuestros perros, ella a su Trapo y yo a mi Hanna Montana. Mi Hannita estaba en celo por lo que Trapi estuvo a punto de ser violado en repetidas ocasiones. Hasta que apreció Perro Chulo. Este individuo es un chuchillo viejo, blanco y sucio que además de andar por la vida con su propia ley y como un alma libre, ha preñado a la mitad de las perras de este pueblo. Así se las gasta Perro Chulo. Cuando vio a mi perra con lo lustrosa y de buen año que está y con el culo en toda su disposición no lo dudó un segundo y vino a por ella. Tras seguirnos y verse atacado en varias ocasiones por Trapo, que es un terrorista y que no es que le guste mi perra aunque se chupen la boca, pero oye, que llegue de repente este chulo y te intente levantar ala compañía en tus narices, pues no le guste a nadie; Perro Chulo no se rendía. Y mi perra es mocita y no ponía la menor resistencia. No me quedó más remedio que salir corriendo calle arriba con la perra casi a rastras y con Lydia gritándome: corre Patri¡¡¡ corre¡¡¡ que os está siguiendo¡¡¡¡ Pero la historia dio un giro inesperado y mi perra se soltó de la correa por lo que yo corría más ligera. Mierda. Miré hacia atrás y llegué justo a tiempo de evitar la tragedia. Las fuerzas me fallaban porque entre el sofoco de correr y la chupa de cuero y el palestino estaba a punto de darme una lipotimia. Ya en la esquina de casa de mi abuela, donde debía dejar a la perra encerrada me fallaron las puertas y empecé a vomitar.
Entonces me ví. tirada en la acera, vomitando y con dos perros follando a mi lado bien pegaditos a mi para hacer aún más lamentable la escena. No sé cómo pero saqué fuerzas de la flaqueza y entré a casa de mi abuela llorando, vomitando y a punto de desmayarme mientras mi tía asustada salía aver qué me pasaba.
No es que esté en contra del amor libre perruno pero lo pasé bien mal. Desde entonces cuando Hanna está en celo no sale de casa y Perro Chulo monta guardia en la puerta cual Romeo esperando a una más de sus Julietas.
sábado, 23 de abril de 2011
martes, 12 de abril de 2011
BOLLERA
Os lo voy a contar: cuando era joven fui bollera. Sí, como lo oís, bollera. Trabajaba en una pastelería, tienda de chucherías-frutos secos y videoclub. Aprovechamiento del espacio que se llama. Qué grandes momentos vivimos allí. Los domingos por la mañana de resaca, las arcadas que me daban al sacar las bandejas de pasteles, los niños comprando chucherías después de misa, la señora que me dejaba una bolsa con ropa sucia en señal de que iba a volver a pagarme lo que me había dejado a deber y el viejo que me pedía que le rebobinara las pelis porno que las veía con su hijo a la hora de comer ( os lo juro) Ay ¡ qué tiempos¡¡ No esque yo estuviera más gorda, es que me ponía más cerca en las fotos. O un día que vino a hacerse socio un tío igualito que Mr. Bean y otro día otro igualito que un Fraguel Rock. O la señora que quería el libro de reclamaciones porque en su video no se oía La princesa Monokoke y tenía que ser esa peli sí o si. Similar problema tuve con un señor al que no se le oía una peli porno , pero tras ponerla en la tele de la tienda
y comprobar que se oía perfectamente no tuvo problema en coger otra. También había una niña que venía todos los sábados morning con la bici y pedía lo siguiente: dos barras de pan, un euro en regaliz rojo y una peli de las de ahí dentro para mi madre. Un día, harta de tanta perversión le di una peli de zoofilia. Aunque estuve tentada de darle La abuelita tiene un plan.Y la niña vino a traérmela al rato diciendo: ha dicho mi madre que le des otra que esta no le gusta y que me des otro euro en regaliz rojo.
Pasaba de todo. Un día festivo ( juraría que un día de todos los santos) llegó una señora y me pidió tierra. Yo le dije muy cortesmente: no señora, no tenemos tierra, es que esto es una pastelería. A lo que me contestó: ya, pero no sé, como las demás tiendas están cerradas.....,digo, a lo mejor tienen. Otro clásico era el de los chicles sin alcohol ( por la costumbre) Y las eternas peleas de las parejas comprando chuches y cogiendo peli de pago yo, no toma que pago yo, que no cari que pago yo. Hasta que yo tomaba la decisión y siempre pagaba ella. Girl Power, por lista.
Otro dulce domingo mi compañera de repente me dijo: ven, a ver si entiendes tú lo que quiere. Digame. A ver mira, dame hasta los 4 euros en plusupitorios. En qué? Sí, mujer, plusupitorios. No sé lo que es eso, deme más pistas. Al final descifré que eran supositorios de esos asquerosos de colores rellenos de regaliz negro que tienen el sabor del infierno que a quien cojones le gusta eso a parte de a esta depravada.
Independientemente de mi cercanía en las fotos, mis terribles-dulces resacas domingueras, que siempre estábamos borrachos y que yo me pasaba las mañanas estudiando y por las tardes currando en semejante sitio, fue una época muy divertida. La gente venía por el ambientazo que había siempre en la tienda, ya que mis amigos y amigas venían con fercuencia hacerme largas visitas. En aquella época ellos también se ponían más cerca en las fotos.
y comprobar que se oía perfectamente no tuvo problema en coger otra. También había una niña que venía todos los sábados morning con la bici y pedía lo siguiente: dos barras de pan, un euro en regaliz rojo y una peli de las de ahí dentro para mi madre. Un día, harta de tanta perversión le di una peli de zoofilia. Aunque estuve tentada de darle La abuelita tiene un plan.Y la niña vino a traérmela al rato diciendo: ha dicho mi madre que le des otra que esta no le gusta y que me des otro euro en regaliz rojo.
Pasaba de todo. Un día festivo ( juraría que un día de todos los santos) llegó una señora y me pidió tierra. Yo le dije muy cortesmente: no señora, no tenemos tierra, es que esto es una pastelería. A lo que me contestó: ya, pero no sé, como las demás tiendas están cerradas.....,digo, a lo mejor tienen. Otro clásico era el de los chicles sin alcohol ( por la costumbre) Y las eternas peleas de las parejas comprando chuches y cogiendo peli de pago yo, no toma que pago yo, que no cari que pago yo. Hasta que yo tomaba la decisión y siempre pagaba ella. Girl Power, por lista.
Otro dulce domingo mi compañera de repente me dijo: ven, a ver si entiendes tú lo que quiere. Digame. A ver mira, dame hasta los 4 euros en plusupitorios. En qué? Sí, mujer, plusupitorios. No sé lo que es eso, deme más pistas. Al final descifré que eran supositorios de esos asquerosos de colores rellenos de regaliz negro que tienen el sabor del infierno que a quien cojones le gusta eso a parte de a esta depravada.
Independientemente de mi cercanía en las fotos, mis terribles-dulces resacas domingueras, que siempre estábamos borrachos y que yo me pasaba las mañanas estudiando y por las tardes currando en semejante sitio, fue una época muy divertida. La gente venía por el ambientazo que había siempre en la tienda, ya que mis amigos y amigas venían con fercuencia hacerme largas visitas. En aquella época ellos también se ponían más cerca en las fotos.
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