viernes, 5 de noviembre de 2010
DISTANCIAS
A veces me siento como la Rosenvinge, no sé guardar la distancia adecuada. Una vez dejé a un tipo jugar con mi falda, me enamoré de él y lo pasé bien mal. A ver cómo te explicas tú esto. No me gusta la distancia ( la obligada, la voluntaria es maravillosa) y por eso me da igual que huelas mal porque vienes de trabajar o que me vayas a manchar. Ni falta que me importa. Yo cada vez que veo siento como un imán, una cuerda, una fuerza tirando de mi cuerpo al tuyo. Y yo hace tiempo que decidí dejarme llevar, y aunque a veces esto me ha jugado malas pasadas pienso seguir haciéndolo. Entre tú y yo: ni el aire.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
mu rico!
ResponderEliminarpero vigila tu aire no vaya a ser que se eche una follarda y te lo fumes.
besos y pedos, y no precisamente por este orden